El Réquiem por la Tierra de Paco Peña, comisionado por el Festival de Salisbury en el año 2004 expresa, en el lenguaje musical, de manera fuerte y directa, la idea de que nuestra existencia en este mundo es efímera. Cuando nos llega el momento todos desaparecemos. La mayoría de los seres humanos vivimos en la creencia de que todo será asumido por una nueva generación y que la vida, tal como la conocemos, va a continuar siempre. El réquiem de Paco, sin embargo, nos lleva más allá de la Liturgia Católica, con su Lux Aeterna, su Dies Irae, Libera me y Agnus Dei; mientras la Misa de Réquiem tradicional expresa la esperanza de que almas contritas hallarán su puesto en el cielo el Día del Juicio Final, y por lo tanto manifiesta la fe en la vida eterna, el réquiem de Peña es un réquiem por la vida en este planeta.
Es apto que Paco use el flamenco como vehículo para la idea de un réquiem por la tierra; el poeta cordobés Ricardo Molina sugiere que el flamenco está arraigado en la tierra de Andalucía como un árbol que abastece su sabia con la historia de aquel terruño. La voz del cantaor flamenco nos habla con vehemencia sobre los materiales esenciales para la vida; igualmente, cuando otras formas de danza, incluído el ballet clásico, proponen conducirnos hacia el éter, hacia un lugar por encima de nosotros, el flamenco sale de la tierra misma como una afirmación de nuestros propios orígenes en ella. Hay pasión en el flamenco, hay desesperación y alegría, pero no pretensiones de espiritualidad o encumbramiento. El flamenco trata del día a día, de la subsistencia en un mundo agreste. Habla de nuestro medio ambiente en un lenguaje contundente, pragmático y con borbotones de emoción.
En la Misa Flamenca de Paco Peña (1988) el lamento hiriente del cantaor flamenco se roza con el sonido más redondo, menos sincopado del coro clásico. La tensión resultante presta autenticidad a ambos elementos, el flamenco y el litúrgico. El Réquiem por la Tierra no es menos dramático y subraya la seria importancia de los textos, tanto para la persona cristiana como para aquellos que sienten de cerca la problemática actual del planeta Tierra. Nos hace enfrentarnos a nuestra responsabilidad colectiva por haber dañado los elementos esenciales de la vida, hasta el punto de que nuestros actos pueden realmente llegar a ser cataclísmicos para nosotros así como para otras formas de vida. El Réquiem de Paco Peña expresa su grave preocupación por la humanidad; al mismo tiempo urge a todos a invertir cierta esperanza en el futuro, sobre todo al apuntar que tenemos que actuar ahora si queremos salvar nuestro planeta.
Peter Bunyard